12/03/2024 • Lectura de 4 minutos
La historia de la columna vertebral (parte I)
por Alex Przybyla
La columna vertebral tiene mucho trabajo.
Todos los días, durante todo el día, la columna vertebral trabaja sin descanso con un único objetivo: sostenerte. Puede ser una tarea bastante ingrata y, a veces, no se lo ponemos nada fácil a nuestra pobre espina dorsal.
Nos dejamos caer en sillas horribles que ofrecen muy poco soporte a la espalda. Seguramente tampoco hacemos suficientes estiramientos. Nos pasamos horas encorvados con el teléfono o el portátil. Incluso si tienes una silla ergonómica, es posible que te sientes en posturas completamente forzadas, como si fueses una rama tronchada.
(Hagamos una breve pausa para que todo el mundo se siente erguido y corrija la postura.)
En honor a la maravilla, a menudo menospreciada, que es la columna vertebral humana, hoy hablaremos de ella.
La columna vertebral está formada por un sorprendente conjunto de huesos y almohadillas.
Los huesos son las vértebras; nacemos con treinta y tres, aunque algunas de ellas se habrán unido a estas alturas (a menos que estés leyendo este artículo con una edad realmente precoz).
Las almohadillas son los discos. Se trata de una especie de pequeños cojines esponjosos que absorben los impactos y evitan que las poderosas vértebras se machaquen unas contra otras.
Pero ahí no queda la cosa. El interior de la columna vertebral está hueco. A través de este túnel, se extiende la médula espinal, como una cadena de plata que engarza cuentas. La médula espinal, protegida por la coraza que forma la columna vertebral, transporta información valiosa entre el cerebro y el resto del cuerpo.
La columna vertebral se compone de cuatro regiones: la región cervical, la región torácica, la región lumbar y la región sacra. La columna vertebral está formada por un increíble conjunto de huesos y almohadillas, con un aspecto ligeramente inclinado (cual torre de una película de Hayao Miyazaki).
Las regiones de la columna vertebral se curvan suavemente en distintas direcciones —lordosis fisiológica cervical, cifosis fisiológica torácica y lordosis fisiológica lumbar— formando una especie de S.
Esta curvatura en forma de S es el toque mágico que le da a la columna vertebral su fuerza. Según el hospital Cedars-Sinai, esta forma en S "permite una distribución uniforme del peso y flexibilidad en el movimiento".
Ahora ya conoces de qué se compone la columna vertebral y cuál es su aspecto. ¿Pero cuál es su misión?
La columna vertebral es robusta: soporta todo el cuerpo y nos permite permanecer de pie y caminar. La columna vertebral es flexible: nos permite doblarnos, saltar y girarnos. Además, la columna vertebral es fuerte: protege la valiosa médula espinal. La columna vertebral es un ávido colaborador: participa en casi todas nuestras tareas.
Por desgracia, si te ocurre como a la mayoría de trabajadores de oficina, tu columna vertebral no tiene un estilo de vida demasiado dinámico. De vez en cuando, hasta puede que sufras de sedentarismo al permanecer sentado de forma inactiva o en malas posturas durante largos períodos de tiempo.
Esto tiene un alto riesgo para tu columna. El sedentarismo se asocia al dolor lumbar en los trabajadores de oficina. Además, la Organización Mundial de la Salud describe el dolor lumbar como la principal causa de discapacidad en el mundo.
Estar sentado la mayor parte del tiempo en el trabajo puede parecer imposible de evitar, pero la jornada de trabajo no tiene por qué ser un obstáculo para la salud de la columna vertebral.
A continuación, te contamos cómo hacer de la jornada de trabajo tu aliada.
Tu columna vertebral hace tanto por ti, que bien se merece que se lo recompenses. Aparte de practicar ejercicio regularmente, puedes hacer lo siguiente durante la jornada de trabajo para cuidar tu columna:
1. Muévete más No te vas a esperar que Haworth te diga esto: Ni siquiera una silla ergonómica es la salvación. Ni el mejor equipamiento sirve de ayuda si se utiliza de forma incorrecta. Para sacar el máximo partido de una silla ergonómica, a veces, lo mejor que puedes hacer es no sentarte en ella.
Permanecer sentado durante demasiado tiempo seguido no es saludable, independientemente de lo maravillosa que sea tu silla (y, si tu silla es de Haworth, es de lo más maravilloso que existe).
Una jornada de trabajo saludable exige que te muevas con regularidad. Levántate y muévete con frecuencia a lo largo del día, pasa de estar sentado a estar de pie y caminar (o salta, baila y da vueltas, ¡lo que te plazca!).
Algunas sillas, como las nuevas Zody II y Zody LX, ofrecen la función “dual posture”, lo que te permite apoyarte, además de sentarte o estar de pie.
2. Trabaja bien: utiliza mobiliario ergonómico Aunque es vital moverte más, tu silla debe proporcionarte un soporte adecuado. Asegúrate de haber ajustado tu silla de modo que se adapte a tus necesidades personales. (En nuestras páginas de productos, hay disponibles vídeos sobre cómo ajustar la mayoría de sillas de trabajo de Haworth.)
También es recomendable una mesa de trabajo ajustable en altura. Las mesas ajustables en altura te permiten cambiar con frecuencia de postura al trabajar en distintas tareas. (Nuestra línea HAT Elements es una excelente opción con altura ajustable.)
Aunque sea en una silla magnífica, no permanezcas sentado demasiado tiempo seguido. A continuación, recomendamos posturas para darle movimiento a la jornada de trabajo.
Así es una jornada de trabajo en la que te mueves más:
Analizaremos esto con mayor detalle la próxima semana en un artículo sobre cómo las sillas de Haworth prestan apoyo a la columna vertebral. Regístrate para recibir una notificación cuando se publique el artículo.
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