12/05/2021 • Lectura de 4 minutos

Empresas, ¡construyan parques!

El poder de invertir en espacios naturales

por Maria Paez Gonzalez

Cualquier corporación o empresa, con independencia de su tamaño, puede beneficiarse de un espacio exterior amplio o de conexiones con la naturaleza. Trabajar en exteriores contribuye a la concentración o puede ayudar a las personas a imaginar y ordenar sus pensamiento. Estar al aire libre nos permite recargar las pilas, evitar el agotamiento y retomar tareas de alto rendimiento mucho mejor preparados.

Algunas de las corporaciones de mayor envergadura del mundo están invirtiendo su capital en construir parques. No nos referimos simplemente a pequeños jardines o patios con plantas. Hablamos de espacios naturales que parece que siempre hubieran estado presentes en los alrededores, los tejados y las plazas de aparcamiento de los edificios donde crecen. Algunos se han concebido para usarse —y caminar por ellos y explorarlos—, mientras que otros están pensados para contribuir a la sostenibilidad al proporcionar soluciones naturales a las necesidades de calefacción y refrigeración, o liberar oxígeno en la atmósfera.

Las empresas de Silicon Valley son conscientes del efecto positivo de la naturaleza en la productividad, el bienestar y las iniciativas en favor de la sostenibilidad —tanto que muchas invierten en desarrollar zonas de primer nivel similares a parques en las instalaciones—.

Parque en la azotea
Un ejemplo claro es el de Facebook, que contrató a la firma de arquitectura Gehry and Partners, junto con CMG Landscape Architecture, para desarrollar un parque de 3,6 hectáreas en su sede principal. Los colaboradores se embarcaron en el épico proyecto de crear un parque en la terraza que también facilitase la entrada de luz natural.

El bloque de oficinas, que de otro modo sería más sencillo, con un tejado dinámico y multifuncional, exigía que se realizasen cálculos de la estructura del edificio que tuvieran en cuenta tanto el peso de la tierra mojada y los árboles completamente adultos, además del peso de dos plantas del edificio. Además, gracias a un trabajo titánico, el espacio ofrece un paisaje magnífico, donde los empleados que trabajan en las mesas con vistas al tejado del área MPK20 se sienten completamente fuera de la oficina.

Campo idílico de California
Cuando Apple Park se presentó al público —en lo que se convirtió en la última aparición pública de Steve Jobs, donde presentó su edificio cual “nave espacial” aterrizando en Cupertino—, el emblemático edificio circular se mostró rodeado de una idílica vegetación, robles adultos y un huerto que, supuestamente, produce hasta el 20 % de la fruta que se consume en las instalaciones.

Cuando el edificio abrió sus puertas alrededor de 2017, el parque parecía que hubiera estado allí todo el tiempo. El confort y la familiaridad del espacio exterior fue el resultado de meses de preparación, gracias al trabajo de arboricultores locales, el propio David Muffly de Stanford, su equipo, y el trabajo de diseño de la paisajista Laurie Olin.

Como demuestran las imágenes de muchos drones, nunca ha habido un campo en medio de Cupertino como el de Apple Park. En otro tiempo, las 71,2 hectáreas de superficie estuvieron cubiertas por el más impenetrable asfalto. Aunque los automóviles se siguen utilizando para llegar y aparcar en las instalaciones de Apple, han desaparecido del parque en favor de las magníficas vistas de naturaleza que han sustituido a las junglas de cemento y metal.

Central Park
Si pensamos en las iniciativas de construcción de parques por parte de las empresas hoy, debemos rendir homenaje a Central Park. Aunque no se construyó sobre el asfalto, el parque urbano Central Park de Nueva York también se creó desde cero. El famoso paisajista estadounidense Frederick Law Olmstead creó este enorme espacio natural en colaboración con Calvert Vaux. Parte del trabajo de Olmstead consistió en diseñar cómo se mantendría, utilizaría y pagaría el parque.

Construye un parque
¿Cuál es la rentabilidad de la inversión de un parque corporativo? A la hora de crear un parque, el funcionamiento del espacio y quién lo paga son factores importantes que hay que tener en cuenta. Todo tiene un coste. Sin embargo, el hecho es que cualquier conexión con el mundo natural tiene el poder de impulsar el bienestar y la productividad de los empleados, así como la eficiencia del edificio, lo que siempre contribuirá a los resultados de la empresa.

De hecho, el techo verde modular transitable de la sede principal global de Haworth —con una superficie total de 4181 metros cuadrados— cuenta con 11 variedades de telefios dispuestos en 22 500 bandejas fabricadas con materiales reciclados procedentes de la producción de sillas. Los módulos completamente vegetados de LiveRoof permiten el uso compartido de agua, nutrientes y organismos beneficiosos en toda la azotea que contribuyen a las funciones naturales y a aportar belleza. Además, minimizan el calor y la humedad regulados, y evitan la compartimentalización de los medios de cultivo en un contenedor no natural, como es el caso de otros sistemas modulares.

Aunque Haworth no recibió ningún incentivo financiero por implementar la infraestructura ecológica de aguas pluviales (GSI), las ventajas compensan el coste de utilizar una solución sostenible. De hecho, se ha comprobado que su mantenimiento resulta más barato que el de los techos convencionales debido a la naturaleza modular de los componentes específicos del techo, que se pueden sustituir sin tener que abordar todo el techo. Los requisitos de mantenimiento general (principalmente, el control de las malas hierbas) también son mínimos.

Más allá de ofrecer una azotea preciosa, los techos verdes ayudan a filtrar el aire, mejoran la absorción de la escorrentía y protegen el edificio de los elementos. Además, contribuyen a conseguir la acreditación del certificado LEED.
 
Las empresas que construyen parques no solo están apoyando a la población de hoy y de mañana, sino que también están construyendo un legado sostenible, y los resultados son una placer para la vista.  

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