15/02/2022 • Lectura de 5 minutos

Gestión del estrés en el trabajo

4 estrategias para combatir el estrés y el síndrome del trabajador quemado

por Raymond Lim

Los últimos dos años han afectado a muchas personas de una forma u otra. Los niveles de estrés han ido en aumento, dado que las personas están preocupadas por su salud, su sustento, su estabilidad laboral, etc. Incluso las actividades que alivian el estrés, como viajar, entrenarse en el gimnasio o disfrutar de una buena comida con amigos se han visto afectadas por las restricciones sanitarias y de seguridad. Por otra parte, dado que más personas trabajan desde casa, la línea entre la vida personal y la laboral se difumina cada vez más, lo que se suma al crecimiento constante del nivel de estrés.  

¿Qué es el estrés exactamente?

El estrés se produce cuando las personas se enfrentan a situaciones, en las que las demandas a nivel social, ambiental, físico, laboral o personal son superiores a los recursos (internos y externos) de los que disponen para poder responder de forma saludable.

El estrés activa nuestra respuesta instintiva de “lucha o huida”, que consiste en enfrentarnos a una situación o huir de ella. Si bien esta respuesta ayudaba a nuestros ancestros a sobrevivir, hoy en día, el estrés suele producirse por situaciones que no suponen un riesgo inmediato para nuestra vida. Sin embargo, nuestras reacciones pueden ser bastante similares. Hoy en día, cuando las personas están estresadas, puede ser porque sienten que sus recursos están amenazados. Y cuando el estrés aumenta o los recursos se ven amenazados a menudo, el estado de agotamiento emocional, físico y mental crece, lo que puede producir un agotamiento absoluto.

Todo es una cuestión de percepción

Es importante destacar que la forma en que percibimos las situaciones estresantes influye en las consecuencias que tiene el estrés para nuestro bienestar general. Por lo general, hay tres reguladores que controlan esta percepción: la personalidad, el locus de control y el apoyo social.

Personalidad

A menudo, hemos escuchado que existen dos tipos de personalidad. Las personalidades de tipo A son ambiciosas, competitivas y se preocupan por aprovechar el tiempo de forma eficiente. Esto también significa que tienden a ser impacientes y a tener siempre prisa por terminar las cosas. Muchas veces se exigen demasiado y priorizan el trabajo a su propio bienestar. Las personalidades de tipo B suelen ser más relajadas, despreocupadas y abordan el trabajo y la vida en general de forma tranquila. Sin embargo, la mayoría de las personas presentan elementos de estos dos tipos de personalidad, dependiendo de la situación y el entorno en que se encuentren. Conocer tus rasgos de personalidad dominantes y comprender cómo reaccionas de forma instintiva ante determinados factores estresantes te ayudará a gestionar mejor tu estrés.

Locus de control

El segundo regulador importante del estrés es el locus de control. El locus de control está relacionado con el grado en que las personas sienten que controlan los acontecimientos que influyen en sus vidas. Las personas que tienen un buen locus de control interno se sienten menos estresadas y más felices. Piensan que tienen control sobre lo que ocurre y que las consecuencias están en su mano. Estas personas tienden a adoptar medidas para mejorar las situaciones.

Las personas que dependen de un locus de control externo piensan de otra forma. No actuarán. Consideran que su destino no depende de ellas mismas y que no pueden controlar lo que ocurre en sus vidas. Sus situaciones no mejorarán, y su nivel de estrés puede continuar aumentando.

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Apoyo social

El último regulador importante del estrés es el apoyo social. Hablar con amigos y con tu familia sobre tus problemas es una buena forma de aliviar y reducir tu nivel de estrés. A veces, incluso el simple hecho de saber que cuentas con un apoyo social es suficiente para ayudarte a enfrentarte a situaciones de estrés.   

4 estrategias para combatir el estrés

Ahora que ya conocemos los conceptos básicos del estrés, veamos algunas estrategias de afrontamiento que nos ayudarán a reducir el impacto del estrés en nuestra salud.

1. Restructuración cognitiva

La restructuración cognitiva está relacionada con la forma en que identificamos la presencia de estrés. La clave está en ver la situación desde un punto de vista positivo y aceptar el reto. Podemos conseguirlo estableciendo un diálogo interno positivo y haciendo comparaciones sociales que nos muestren a otras personas que hayan pasado por situaciones similares o peores y que hayan sido capaces de superar este tipo de desafío. En una interesante charla TED, la psicóloga de la salud Kelly McGonigal explica que es posible cambiar nuestras reacciones ante los factores estresantes si nos entrenamos para pensar en el estrés como en una forma de aprender y crecer, una experiencia positiva que suscita una respuesta física similar a la alegría.

2. Afrontamiento centrado en el problema

En el afrontamiento centrado en el problema, hacemos algo constructivo para resolver la situación de estrés. Esta estrategia consiste en identificar la raíz del problema y lo que necesitamos hacer para reducir o eliminar los factores estresantes. Esta estrategia funciona bien si sabemos que podemos controlar la fuente del estrés, como en el caso de prepararnos bien para un discurso de venta o una presentación.

3. Afrontamiento centrado en la emoción

El afrontamiento centrado en la emoción consiste en responder al estrés regulando nuestra reacciones emocionales. Podemos llevar a cabo actividades como meditar, escribir un diario o hacer algo que mantenga nuestra mente ocupada para no pensar en el problema. A diferencia de la estrategia centrada en el problema, el afrontamiento centrado en la emoción funciona bien para situaciones que están fuera de nuestro control.

4. Afrontamiento físico

La estrategia de afrontamiento físico consiste básicamente en hacer ejercicio para quemar las hormonas del estrés que genera el cuerpo. El ejercicio aumentará las endorfinas, unos neurotransmisores (un tipo de sustancia química del cerebro) que reducirán el nivel de estrés.

Con un conocimiento básico del estrés y estas estrategias de afrontamiento deberíamos ser capaces de generar recursos internos que nos ayuden a abordar nuestra propia gestión del estrés, tanto en el trabajo, como en otras áreas de nuestras vidas. De esta forma, podremos mejorar el equilibrio entre nuestra vida laboral y personal, y superar más fácilmente las situaciones de estrés actuales y futuras. 

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