La mayoría dejamos de ir a nuestros puestos de trabajo en marzo, sin saber muy bien cuándo podríamos volver.
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Nos hemos ido adaptando a trabajar en casa, también con nuevos compañeros de trabajo (nuestra pareja, los niños y nuestras mascotas), intentando permanecer conectados con nuestros equipos, y reorientando nuestras tareas y operaciones comerciales al trabajo virtual y remoto. La educación en casa, la compra de alimentos y el acceso a servicios básicos (y algunos no tan básicos) se nos han planteado como un gran reto. Estamos disfrutando de la vida familiar, aunque echamos de menos nuestros círculos sociales.
Las normas de distanciamiento físico, la salud y la seguridad han cobrado protagonismo. ¿Cómo encontraremos el equilibrio entre la interacción personal, la colaboración virtual y el bienestar cuando volvamos a nuestros puestos de trabajo?
¿Cómo será el entorno laboral a corto, medio y largo plazo una vez que volvamos a él?